sábado, noviembre 18, 2006

SEMANA DEL 13 AL 17 DE NOVIEMBRE



Estamos ante un edificio imposible de confundir y cuya imagen está grabada en la memoria de todos. Es la Mezquita de Córdoba.
Todos sabemos que se trata de un edificio en el que se mezclan diferentes tipos de materiales: el mármol de las columnas y la piedra de los pilares y muros con el ladrillo de los arcos y la madera de los artesonados que coronan las primeras naves.
Su destino original de orden religioso, ha perdurado a través de los siglos aunque en la actualidad sea Catedral católica.
Son, sin duda, sus columnas y arcos los elementos que hacen más característico a este edificio. Las columnas que podemos ver corresponden a la primera parte que fue construida sobre las ruinas de la iglesia de San Vicente. Es fácil saberlo observando los capiteles corintios y las basas de las columnas ya que estos elementos son materiales de acarreo y provienen de viejas edificaciones hispano romanas y visigóticas. En las posteriores ampliaciones, las columnas no tendrán basa y sus capiteles, esquemática simulación de los anteriores, serán del orden que hemos dado en llamar “cordobés”. Pero lo que más llama la atención son sus arcos superpuestos tan característicos. Los arcos están formados a base de ladrillo de dos colores que se alternan en una imitación del aparejo romano empleado por los constructores del acueducto de los Milagros de Mérida. Para conseguir una mayor elevación, sobre las columnas se han incorporado sendos pilares que doblan la altura de los soportes.
Los muros, de piedra, están jalonados por poderosos contrafuertes y los vanos no son demasiados aunque abundan las puertas (cinco en el costado occidental y nueve en el oriental, el de Almanzor) pero, al permanecer éstas cerradas el ambiente interior es, a pesar de la iluminación artificial, un tanto sombrío.
La cubierta es adintelada en casi todo el edificio. La techumbre es de madera en las tres primeras ampliaciones y abovedada y de piedra en la de Almanzor. La parte cristiana también utiliza la madera en la parte gótica alternado con bóvedas de nervios y piedra. El crucero está coronado por una cúpula renacentista, en tanto que el coro y el transepto, de factura renacentista/manierista están cubiertos por bóvedas de cañón. En el exterior, la parte musulmana presenta una disposición de cubiertas a dos aguas en cada nave. La catedral gótica muestra su aspecto característico vista desde el aire exhibiendo los característicos arbotantes.
En la parte musulmana, destaca la cúpula de Mihrab obra de Hisham II de bellísima decoración y cuyos nervios se entrecruzan formando un octógono en el centro.
La planta del edificio principal, el heredado de los musulmanes, es rectangular, en tanto que la obra cristiana presenta la habitual planta de cruz latina de tres naves con el transepto más centrado que en las obras románicas.
La decoración es bastante austera en los muros exteriores que los que apenas cabe destacar las puertas que presentan algunos de los elementos más característicos de la mezquita cordobesa: los arcos de herradura, los alfices en torno a estos y los modillones de rollo (puerta de San Esteban). En el interior, no conocemos la mayor parte de la decoración original haber sido cubierta por la obra cristiana posterior, sin embargo el elemento más notable lo encontramos en el Mihrab y en su cúpula decorada con bellísima cerámica vidriada recubierta con pan de oro regalo del emperador Bizantino al Emir cordobés.
El edificio en general es una obra que se ha ido ampliando en fases sucesivas desde mediados del siglo VIII (Abderramán I), la adición de nuevas naves en el sg. IX por Abderramán II, la ampliación de Alhakem que es la última en dirección sur y cuyo elemento más notable es el Mihrab de Alhakem. El alminar se debe a Abderramán III. La última ampliación (en dirección este) que amplia el muro de Quibla descentrando el Mihrab es obre de Almanzor en el sg. XI.

jueves, noviembre 09, 2006

SEMANA DEL 30 DE OCTUBRE AL 3 DE NOVIEMBRE

Por lo que podemos apreciar, se trata de un edificio de grandes proporciones en piedra.
La función del edificio es religiosa, puesto que se trata de un templo.
El aparejo es isódomo y está formado por sillares regulares. En la fachada podemos ver columnas de fuste corto y capitel en forma de pirámide truncada invertida que podemos asociar con el arte bizantino. Los motivos decorativos de los capiteles parecen de tipo vegetal. Las columnas que se agrupan en torno a las jambas de las cinco puertas y se disponen en dos niveles superpuestos no parecen tener una verdadera función sustentante, sino más bien decorativa. El hecho de que la fachada muestre cinco accesos podría indicar que el interior tiene cinco naves. La fachada va precedida de un pórtico cuya parte superior reproduce la silueta de los arcos que preceden las respectivas puertas.


Desde la perspectiva de la foto, se precian varias cúpulas lo que, sumado los capitales apreciados en la fachada, sugiere que el edificio es de concepción bizantina. Hecha esta observación podemos aventurar que la planta del edificio será de cruz griega y que sendas cúpulas culminarán cada uno de los cuatro brazos de la cruz y una nueva cúpula, de dimensiones mayores, coronará el crucero. Los brazos de la cruz estarán coronados bóvedas de cañón y los arcos utilizados son de medio punto.
La fachada presenta una decoración que revela la intervención de diferentes artistas a lo largo de un periodo de tiempo prolongado. Los elementos estructurales (las columnas de delgado fuste y los baquetones que flanquean los huecos) pertenecen al periodo original en el que se construye el edificio (siglo VI o VII dJC), los arcos que coronan el pórtico adelantado estás rematados por gambletes que tienen todo el aspecto de ser góticos y, probablemente datan de los siglos XIII o XIV. Los tímpanos de las puertas, embutidos en un nivel más profundo, aunque no es posible distinguirlos en la foto, sabemos que son obra del siglo XVII o XVIII de algún pintor de la escuela veneciana. El interior suponemos que estará profusamente decorado a base de mosaicos y será obscuro dado el escaso número de vanos que presenta la construcción salvo por las cristaleras que se aprecian en la parte superior de la fachada. Las imágenes que jalonan la parte superior de la fachada también delatan una procedencia gótica tardía.
Como hemos dicho anteriormente, la planta debe de ser basilical de cruz griega.
Por todo lo dicho, la obra en concreto que analizamos es un ejemplo prototípico del arte bizantino. En concreto, se trata de San Marcos de Venecia, obra mandada edificar a principios del segundo milenio. En este tiempo la relación amor/odio entre Bizancio y la Serenísima que viene marcando las vidas de ambos estados ha dejado una huella indeleble en la concepción artística de los venecianos. Esta influencia se pone de manifiesto singularmente en la magnífica obra concebida para albergar los restos de San Marcos recientemente rescatados por el ejercito del Dogo tras la conquista de Alejandría.

sábado, noviembre 04, 2006

SEMANA DEL 23 AL 27 DE OCTUBRE


Se trata de una figura de bulto redondo, tallada en mármol o en caliza, en la fotografía no se aprecian detalles que permitan suponer si estuvo policromada en su momento.

El personaje, indudablemente Octavio Augusto, posa de pie sosteniendo un pesado mando y un bastón de mando en la mano izquierda mientras con la derecha parece sostener algún elemento que muestra al público. El gesto de Octavio es sereno y su postura sugiere relajación y confianza.

Se trata, pues de un retrato de cuerpo entero, del emperador Octavio Augusto conmemorativo de sus victorias militares como muestra su indumentaria militar. Su coraza tiene relieves alusivos a diversos dioses romanos y a batallas.

El destino de la imagen fue, probablemente político de exaltación de la figura del Emperador.

La estatua, a pesar de la influencia republicana, que prueba el parecido con el verdadero Emperador y su característico flequillo, el estilo de este retrato está más cerca del idealismo helenizante, que del realismo latino: su rostro tranquilo y distante ha sido idealizado; lo mismo podemos decir del contraposto, de las proporciones anatómicas y del profundo drapeado de la capa.

La aparición de divinidades como el cupido que cabalga a lomos de un delfín realza la divinidad del propio Octavio.

Por todo lo dicho, llegamos a la conclusión de que se trata del retrato de Augusto llamado de “Porta Prima” que hoy se puede ver en los Museos Vaticanos. Es de principio de siglo I.